SOMBRAS
- Yadira Hernandez Colunga
- 9 mar 2017
- 3 Min. de lectura
Fue hace muchos años, ya no recuerdo bien, la imagen no está muy clara.
Eran entre las tres o cuatro de la mañana. Desperté muy exaltado, mi cazaron latía a extrema velocidad y me encontraba algo sudoroso. Por primera vez había despertado de aquel sueño espantoso que me atormentaría por años.
Al levantar mi torso para lograr sentarme, dirigí la mirada hacia mi esposa que dormía profundamente, tenía una mirada llena de paz que logro que me tranquilizara un poco, aunque no por completo, no lograba entender que significaba ese sueño, o si es que tenía algún significado.
Al transcurrir una hora logre conciliar el sueño. Desperté a las 7:00 a.m. con el sonido del despertador, mi camisa planchada mi traje y mi corbata colgados; mi esposa se encontraba en la cocina haciendo el desayuno prepare mis cosas y salí de la habitación para ir a tomar una ducha dándole los buenos días a mi esposa. Salí de la ducha, me aliste para el trabajo y me senté a la mesa para desayunar, empezamos a entablar una conversación sobre que nos deparaba el día hasta que mi esposa me observo y me pregunto...
-¿Has pasado mala noche?, tienes grandes ojeras – En ese momento cuestione sobre si le contaba el sueño que había tenido, pero decidí no decirle nada.
Al llegar la noche, ya listos para dormir recordé el sueño con un poco de temor al pensar que me atormentara nuevamente esa noche. Mi temor se cumplió y nuevamente aquel sueño tan espantoso logro despertarme, esta vez no logre conciliar el sueño, llego la hora en que tenía que levantarme, hice mi rutina diaria; bañarme arreglarme y sentarme a desayunar, mi esposa nuevamente me pregunto que me afligía; finalmente le conté sobre el sueño que me atormenta.
Inicie a narrar el sueño con sumo detalle: Era una gran habitación y solo una luz muy tenue, fui a investigar de dónde provenía la luz, logre ver una sombra de alguien, me tallaba los ojos para corroborar lo que veía y la silueta desapareció del lugar donde estaba, al dar la vuelta para lograr encontrarla de nuevo, no solo me encontré una sino muchas sombras todas diferentes, por más que me esforzaba no lograba distinguir algún rasgo que me familiarizara con alguna de ellas, al poner más atención vi que la sombra empezaba a tomar otra forma que no era humana, fue cuando empecé a sentir temor se me erizo la piel y un escalofrió empezó a recorrer mi cuerpo, entre más retrocedía ellas más se acercaban empecé a correr lo más rápido que pude, a pesar de ello las sombras me empezaron a acorralar llegue a un pasillo muy largo y vi que no tenía escapatoria porque las sombras empezaban a alcanzarme, una de ellas me alcanzo me cerro el paso y al detenerme todas las sombras me rodearon y lentamente me devoraba la oscuridad, en ese instante es cuando me despierto agitado.
Mi esposa se veía algo consternada, no podía comprender lo que acababa de decir; eso ocurrió por varios meses. Ansiosos por saber que me ocurría empezamos a buscar ayuda, acudimos a psicólogos, hipnotistas etc.
Nada dio resultado, mi esposa cansada de no comprender la situación y no ver resultados decidió separarse de mí. Mi situación empeoro, esas sombras ya no solo aparecían en mis sueños, sino que también me atormentaban por el día.
Debido a mi estado me internaron en un psiquiátrico, medicamente mejore en muy corto tiempo, me dieron de alta, aunque al salir nada fue lo mismo, sin esposa, sin trabajo y muy pocas amistades.
Solo una cosa siguió igual, aunque nunca volví a comentarlo, pues ya sabía las consecuencias, y ahora las sombras siempre están a mi lado.

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